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Guadalupe y su defensa de la identidad

Phoenix, Arizona

Hombre, Takaa, Man. Estas palabras en español, yaqui e inglés son un ejemplo de las tres lenguas propias de la ciudad de Guadalupe, Arizona, una comunidad en la cual dos culturas únicas, yaqui y mexicana, de pobladores de similar color de piel, conviven una al lado de la otra, en casas construidas por ambas.

Si los visitantes desconocen la realidad fácilmente podrían confundir a los residentes de Guadalupe y pensar que todos son mexicanos o todos yaquis.

De hecho, las personas que provienen de otros lugares y que transitan por la I-10, que rodean a Guadalupe por el lado occidental, probablemente no saben que solo a unas pocas yardas de su vehículo existe una comunidad peculiar, un pueblo con su propio gobierno e historia, costumbres y lenguas únicas. La ciudad de Tempe, que limita al oeste con Guadalupe, la reduce a un enclave dentro de la vasta área metropolitana de Phoenix.

A pesar de que las diferentes culturas tienen sus propias historias, todos los pobladores de Guadalupe tienen algo en común. Algo que hace que la ciudad sea tan especial. Esta característica es de lejos la más importante de todas y la comparten sus 6,000 residentes (cuya población dividida entre yaquis y mexicanos se calcula en casi 50/50, de acuerdo con el administrador de la ciudad, Bill Hernández): su sentido de comunidad y solidaridad.

Gabriel Alvarez, alcalde del periodo 1981-83, la describió de mejor manera cuando dijo que Guadalupe es como Mayberry. Se refería a la pequeña ciudad de ficción que fue el escenario del programa de TV de Andy Griffith y a la probabilidad de que si una casa se consumiera en llamas, de inmediato habría cinco vecinos preparados y listos para tender una mano en su reconstrucción.

Un ejemplo de ello es una subdivisión completa que se construyó con la ayuda de todos. Esta subdivisión, ubicada al sudeste de Guadalupe, fue construida por las familias que actualmente habitan las casas. Todos participaron y colaboraron en la construcción de cada una de las casas y cuando terminaban una continuaban con la siguiente.

Las familias que se ayudan las unas a las otras es una cualidad que están perdiendo las comunidades de todo Arizona debido a la popularidad de los desarrollos inmobiliarios suburbanos a los cuales las familias llegan y abandonan pronto, lo cual significa que nunca echan raíces.

Llegada a Estados Unidos

Como ocurre con todo, el cambio también ha afectado a Guadalupe, pero lo que sigue igual después de todos estos años es la gente que trabaja de forma conjunta en aras de su cultura y futuras generaciones.

Los yaquis originariamente provienen del área circundante al río Yaqui en Sonora, México. Leah Glaser, estudiante de posgrado de la Arizona State University, quien en 1996 escribió su tesis sobre la ciudad de Guadalupe, describe por qué los yaquis abandonaron su tierra natal en Sonora, lo que es Guadalupe en la actualidad. El gobierno mexicano quería las tierras irrigadas y fértiles que pertenecían a los yaquis.

Los yaquis habían luchado por sus tierras en esa área desde el siglo XVII cuando se toparon con los europeos por primera vez. Alrededor del siglo XVIII, la resistencia se había tornado en una guerra con el gobierno mexicano.

Álvarez, con la mayor seriedad, dijo que el dictador mexicano Porfirio Diaz era, para los yaquis, equivalente al líder opresor de Libia, Muammar Gaddafi y al de Egipto, Hosni Mubarak.

Los yaquis lucharon contra Díaz, pero nunca ganaron la batalla. Después de un terrible derramamiento de sangre, Díaz "instituyó un programa de persecución y deportación contra todos los yaquis. Cientos fueron deportados a la región de Yucatán del sur de México para ser usados como esclavos mientras otros escaparon a los Estados Unidos".

Aquellos que huyeron a los Estados Unidos lo hicieron como refugiados, término definido por el diccionario Websters como "alguien que huye a un país o potencia extranjera para escapar del peligro y de la persecución".

Cuando estuvieron en los Estados Unidos, los yaquis comenzaron a trabajar, junto con los mexicanos, como mano de obra barata y ayudaron en la construcción de nuevas vías ferroviarias y en minas peligrosas.

A diferencia de otras tribus indígenas, los yaquis tenían la reputación de ser buenos trabajadores, lo que los ayudó a encontrar trabajo.

El asentamiento original de los yaquis, en el área metropolitana de Phoenix, localizado a pocas millas al norte de Guadalupe, fue denominado Our Lady of Guadalupe. Debido a su tamaño pequeño y escaso valor económico, los yaquis se reubicaron en lo que hoy se conoce como La Cuarenta o Guadalupe moderna.

Glaser contó que en mayo de 1910, una viuda llamada Marian Higgins ofreció donar 40 acres de tierra, lo que es actualmente Guadalupe. Esta tierra, ubicada entre Tempe y Phoenix, ha sido el lugar donde tanto los yaquis como los mexicanos viven entrelazados desde 1910.

La incorporación

Para los yaquis, la vida siempre ha sido una lucha por mantener sus tradiciones y cultura lejos del cambio. Algunos pensaban que si Guadalupe -que hasta el momento había contado con una fuerte población de yaquis que habitaron el territorio por más de 50 años- era incorporada y convertida en ciudad, perderían muchas de sus tradiciones.

Tampoco se sentían cómodos con el cambio, y la mentalidad antigua o conservadora consideraba malo cualquier tipo de cambio para el pueblo y para las tradiciones.

Álvarez, quien pensaba diferente, dijo: "vimos lo que estaba ocurriendo en otros barrios de Phoenix: por ejemplo, el barrio sobre 16 Street y Buckeye fue desarraigado a causa del aeropuerto". Junto a muchos otros, Álvarez sintió que a fin de proteger su cultura y tradiciones, la incorporación era necesaria.

Álvarez atribuye a un "foráneo" llamado Lardo García la organización de reuniones en Guadalupe para informar a la gente de lo que se venía. García, que fue jefe de la Guadalupe Organization (G.O. era una organización social que entre otras cosas ayudó a la gente a obtener su primer G.E.D como residentes de Guadalupe), les inculcó a los pobladores la idea de la incorporación para proteger las tradiciones yaquis.

Según Álvarez, la incorporación ayudó a la ciudad de muchas maneras. Álvarez cree que una de las formas principales en que la incorporación ayudó a la ciudad a preservar su cultura fue la potestad de estipular ordenanzas municipales. La ordenanza más famosa, de la que Álvarez es autor, es la Ordenanza 27.

Un paseo en auto por las calles de Guadalupe advierte a los forasteros sobre la ordenanza que establece que "será considerado un delito menor fotografiar o de alguna otra forma interferir con cualquier ceremonia o fiesta yaqui". El incumplimiento de la Ordenanza podría resultar en una multa de hasta 300 dólares y/o 6 meses de encarcelamiento.

La Ordenanza 27, también conocida como "la ordenanza de no sacar fotos", refleja la férrea voluntad de los yaquis por mantener sus tradiciones sagradas. El hecho de que las celebraciones se realizan en función de eventos religiosos demuestra el papel fundamental que desempeña la fe en la vida cotidiana de los residentes de Guadalupe. En efecto, Hernandez cree que las Iglesias han tenido el mayor impacto sobre la comunidad de Guadalupe desde su concepción hasta nuestros días.

Religión

El nombre de Guadalupe proviene de la Santa Patrona Católica, Nuestra Señora de Guadalupe, y evidencia un fuerte lazo entre los yaquis y la religión. Las iglesias católica y presbiteriana siempre han contado con el apoyo de los yaquis, razón por la cual hasta hoy la fe en Dios y la religión ocupan un lugar especial en los corazones de los yaquis.

La primera estructura construida en la ciudad de Guadalupe fue la iglesia católica Our Lady of Guadalupe, que aún permanece en pie.Hernández, residente de Guadalupe de tercera generación, recuerda las historias que su tata (abuelo) le contaba sobre la construcción de la iglesia.

"Mi tata a principios de 1900 ayudó a construir esa iglesia. Fue construida por los lugareños quienes se basaron en las misiones de San Xavier y según mi tata los hombres simplemente hicieron un bosquejo y la construyeron", explicó Hernández.

El día de la Virgen de Guadalupe que tiene lugar en diciembre y la celebración de la Pascua son ambos eventos importantes tanto para los yaquis como los mexicanos de Guadalupe.

La celebración de la Virgen de Guadalupe es una fiesta católica en la que los residentes decoran y encienden velas en los altares de la Virgen María en honor a la Santa Patrona de México. La decoración de los altares comienza el 12 de diciembre y puede apreciarse en los patios delanteros de muchos residentes de Guadalupe.

Glaser manifiesta que "los lugares donde se realizan las ceremonias religiosas -algo fundamental tanto para la cultura yaqui como la mexicana-, las Iglesias presbiteriana, católica y yaqui, así como el terreno de la plaza (que es el terreno ubicado frente a las Iglesias católica y tribal) son íconos simbólicos de este paisaje cultural único. Todo junto, trae a la memoria la identidad histórica y cultural de la comunidad".

Si bien la temporada cuaresmal en Guadalupe tiene una particularidad yaqui, los mexicanos han adoptado plenamente esta manera de celebrar. Durante la temporada cuaresmal, que comienza con el miércoles de Ceniza y finaliza el Domingo de Pascua, tienen lugar varias celebraciones, incluida la tradicional "Danza de los Matachines".

Los Matachines, vestidos con sus ropas tradicionales muy coloridas y con tocados de plumas, realizan una danza que es el símbolo de la lucha de los buenos espíritus para ahuyentar a los malos.

Las celebraciones durante la Cuaresma atraen a muchos extranjeros que vienen a vivenciar la fascinante cultura religiosa de Guadalupe. Dos iglesias de Guadalupe ubicadas una al lado de la otra exhiben las culturas únicas existentes dentro de la ciudad. La iglesia original sirve como Iglesia practicante católica tradicional mientras que a unos pocos pies de distancia hacia el sur yace la que es conocida como Iglesia tribal. Esta Iglesia tribal fue construida y usada principalmente para las celebraciones yaquis, a fin de no interferir con las ceremonias católicas.

Estas dos iglesias que funcionan armoniosamente una al lado de la otra es una muestra de cómo los yaquis y los mexicanos han trabajado codo a codo para establecer sus culturas e historias en Guadalupe.

¿Qué le deparan los próximos 100 años a Guadalupe? Hernández cree que no habrá grandes cambios: "estoy aquí hace 60 años y no he visto mucho cambio, entonces quién puede decir que los próximos 100 años traerán algún cambio". Solo el tiempo lo dirá, pero si la teoría de Hernández es válida; los próximos cien años no serán sino una fuerza que continuará borrando la línea divisoria del acervo génico entre yaquis y mexicanos.

Ben García, Especialista en Comunicación para Raza Development Fund, es miembro de la tribu Pascua Yaqui.

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